sábado, 23 de abril de 2011

Niños sin libertad

Existe un lugar dentro del Hogar Temporal Jineseki que conocen internos, maestros, consejeros, personal de asistencia alimentaria, de talleres, así como los propios directivos, denominado el “uno por uno”; un lugar cuyo nombre hace referencia a las dimensiones con las que cuenta y que además sirve como un pequeño cuarto de castigo o aislamiento para los menores que no acatan las reglas y que presentan una conducta negativa.
Jineseki es una palabra compuesta por los dialectos Mayo y Ópata cuyo significado se puede enunciar como: "Casa que tiene niños Rescatados".
Según cuenta Luis Antonio, un menor de 15 años y prófugo por maltrato físico y psicológico, introducen a más de 5 niños a la vez en espacios de más de un día, alimentándolos solamente con frijoles y agua.
                                               
Luis Antonio es un niño de 15 años que huyó del Hogar Temporal Jineseki presuntamente por el abuso físico y psicológico que recibía de parte de los consejeros de dicho organismo. Traído desde Nogales, Sonora a los 3 años por maltrato intrafamiliar, permaneció trece años en hogares temporales, sin embargo; el día 24 de febrero de 2011 el joven huyó de las instalaciones en el predio ubicado en Calle 3 y Ley Federal del Trabajo.
El menor declaró que al interior de Jineseki, los golpes y los insultos eran constantes por parte de quienes se supone que "brindan atención integral a menores en situación de calle, contribuyendo a su desarrollo, para reintegrarse a una vida social productiva", según el reglamento interno de Jineseki.
Parte del maltrato correspondía a sometimiento corporal, aislamiento parcial y falta de alimentación en tiempos prolongados.
Dada la información de esta fuente primaria se decidió corroborar dichas declaraciones realizando una investigación de inmersión; de esa manera se presentó una solicitud directamente a DIF Sonora, ente encargado de suministrar apoyo directo a Jineseki.
La autorización fue entregada el día 11 de marzo del presente año, con la que se permitía el acceso a las instalaciones bajo un severo condicionamiento a quienes harían una observación participante, especificando que era información de suma delicadeza y que por ningún motivo debía de salir a la luz pública.
Lo que se puede cuestionar dentro de Jineseki es el sometimiento que realizan los consejeros a los menores, ya que tienen un sistema riguroso para controlarlos; gritos, amenazas, y “golpeteos” en algunas partes de sus cuerpos. Si se trata de afecto, algunos profesores, encargados de su educación primaria llevan a cabo una acercamiento físico muy estrecho hacia los menores, pudiéndose mal interpretar las manifestaciones fraternales entre los educandos y sus instructores.
Según la Doctora Alejandra García Montiel, especialista en Psicología Clínica dentro de la Corporación Integral de Servicios, dijo que no es prudente el acercamiento físico de tutores, maestros o psicólogos con los menores, según los reglamentos de Psicología Educativa a nivel Nacional, ya que además de generar dependencia, representa un problema social debido a los antecedentes de abuso de familiares, maestros y personas cercanas a menores de edad. Dijo además, que el afecto que se debe transmitir, se lleva a cabo por medio de terapias psicológicas, donde las principales manifestaciones deben ser de carácter cognitivo y verbal.
Fugas sospechosas
Guadalupe Margarita Acosta Llano, Coordinadora del Hogar Temporal Jineseki, aseveró que se tienen registrados 49 niños solo en edad primaria. Sin embargo 42 de ellos permanecen internos, el resto, según trabajadores de la institución, se ha fugado por diversas razones.
Felipe Murillo, profesor de la primaria interna aseguró que siete menores se encuentran desaparecidos después de haberse fugado en algún momento, las causas, según explica, son las siguientes:
1.- La resistencia a obedecer el reglamento impuesto por la institución.
2.- A un trastorno social que los impulsa a explorar un mundo ajeno a un internado
            3.- Maltrato psicológico y físico impuesto por los consejeros.
Por la naturaleza de su labor dentro de Jineseki, no lleva a cabo una relación afectuosa con los menores después de su horario académico, sin embargo, ha detectado una imposición rigurosa por parte de quienes ofrecen un servicio de tutoría diaria.
Continuando con la historia de Luis Antonio, detalló que cuando entraban los más de 5 niños al mismo tiempo, era prácticamente imposible descansar sentados o en cuclillas, debido al recortado espacio, lo que representaba una verdadera tortura que fuera de instruirlos, los atemorizaba y les provocaba serios problemas físicos y mentales.
“El frijol”, como lo conocen, es un niño que a los 3 años de edad fue entregado al DIF Sonora  por maltrato intrafamiliar, posteriormente internado en UNACARI, institución que alberga a menores de 0 a 10 años en situación de calle, ahí permaneció hasta cumplir la edad pertinente para entrar a Jineseki; trece años viviendo fuera del seno familiar, los últimos cinco, según cuenta, han sido los peores. El día 24 de febrero de este año burló la seguridad del lugar, escapándose por la parte trasera del comedor y se refugió con una familia en un domicilio al norte de la ciudad, donde se mantuvo alrededor de quince días.
Para respaldar esas declaraciones, Christian, alias “el mechas”, de quince años y actualmente interno, aseguró que existe un sometimiento corporal como medida para acatar órdenes y recordó como fueron sus experiencias dentro del llamado uno por uno: “nadie quiere entrar ahí, pero todos los hemos vivido, cuando nos portamos mal ahí nos llevan. Todo está oscuro y huele mal”.
Según el apartado VI del capítulo doce, contenido en la Ley sobre el Sistema Nacional de Asistencia Social, estipula que la promoción e impulso del sano crecimiento físico, mental y social de la niñez es fundamental para la operación de hogares temporales.

Sin embargo, la formación que actualmente tienen los niños, no está encaminada a ese reglamento federal; según describe Christian, alumno de la Secundaria Federal No. 8 Netzahualcóyotl, hay menores internos en Jineseki que consumen drogas, principalmente marihuana, comentó que el personal a cargo de su cuidado conoce los casos de adicciones en algunos menores en particular, que es uno más de los motivos por los que se fugan y se refugian en las calles de Hermosillo, otros más que son devueltos por denuncias o por que los encuentran después de una búsqueda incisiva.

Para tomar medidas sobre el problema de las siete fugas, se implementó un sistema de seguridad interna que vigilará los movimientos de los niños por medio de otras seis cámaras distribuidas en los espacios donde es fácil huir.
Octavio Álvarez, guardia de turno en la institución, expresó que contará con un sistema de monitoreo dentro de la caseta a su cargo, para detectar cualquier indicio de salidas injustificadas.
Se aproxima que para mediados de abril comenzará a instalarse este equipo en seis puntos estratégicos del predio.

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