martes, 26 de abril de 2011

ENTREVISTA

Luis Antonio de 15 años, es uno de los 49 niños que residen dentro de la seguridad de los consejeros del Hogar temporal Jineseki, institución del DIF Sonora.
“Todos paramos al uno por uno, y ni modo es difícil estar ahí está oscuro y huele feo” refiriéndose al “uno por uno” como un cuarto de castigo en el que internar a los niños por uno o más días debido a su mala conducta.
Ofreciendo detalles sobre la institución, el joven hizo hincapié a los malos tratos que reciben por parte de los consejeros y en especial del coordinador Elías. “Nos regañan mucho, nos atan a las camas y nos pegan en la cabeza. Hay veces que si no nos formamos a tiempo nos quitan el agua después del receso y nos da mucha sed, nos tenemos que salir del salón para ir por agua”.
Tras un trabajo de inmersión nos percatamos que si hay golpeteos y jaloneos de parte de los consejeros y jaloneos para ejercer presión formar y mantener el orden. Otra de las cosas es que hay mucho contacto físico de pate de los consejeros hacia los internos en especial, el maestro de ingles Luis Miguel que abrazar y toca a los alumnos de una forma no muy adecuada.
Luis Antonio es un joven de Nogales, que arrebatado del seno familiar vivió años en hogares temporales.
“Desde chiquito no veo a mis papas , solo sé que viven en Nogales”
-          ¿recuerdas como eran ellos?
-          Poquito, me acuerdo pro donde está mi casa, si me voy a Nogales tratare de llegar con ellos, ojala pueda.
-          ¿Cómo te sientes en Jineseki?
-          Enfadado y aburrido, es la misma, preferiría quedarme en la calle aquí nadie me trata mal ni se ríen de mi.
-          ¿Se ríen de ti? ¿Quiénes se ríen de ti?
-          Pues, me dicen el frijol y no me gusta ese apodo.
-          ¿Y los maestros que hacen al respecto?
-          Son ellos los que me pusieron ese sobrenombre, por eso todos me dicen así, y ya me cansé.
-          ¿Y el maestro de inglés como se porta con todos ustedes?
-          El Luis Mi (risas) nos quiere mucho siempre platica con nosotros y nos ayuda mucho,
-          ¿Y Elías el coordinador?
-          Es muy buena onda pero es muy sordo.
-          ¿Cómo le hiciste para escapar?
-          Pues es muy fácil, por atrás de la cocina nunca vigilan, y nos subimos en el techo y nos brincamos por la puerta de la cocina. Ahí no hay cámaras.
-          Pero van a poner seis cámaras, ¿Sabías?
-          Si, si, pero son amenazas también nos habían dicho que iban a poner en los cuartos.
-          Cambiando de tema, ¿por qué te han metido al uno por uno?
-          Pues por muchas cosas. Una vez me metieron porque me salí, andaba con unos compas cerca de la secu, y me regañaron bien feo frente a todos y le reclame al consejero y me metió.
-          ¿Qué hacías con tus compas?
-          Andábamos oyendo el ipod.
-          ¿andabas de loco?
-          Con mirada de asombro contestó: yo no ando con esas cosas ni fumo fíjate, pero hay muchos que si se drogan y no les dicen nada y ahí están.
-          ¿Los llevan a rehabilitación?
-          No, esos en la loquera se van y unos regresan, o se quedan en la calle. Oye, pero hay morros buenos… ahí en el Jineseki hay un diputado infantil y un boxeador profesional, si son fregones no como unos que no tiene ninguna gracia.

Después de esta conversación se le consiguió hospedaje a este niño que escapó de Jineseki por la problemática interna que hay en el predio. Un pastor de una iglesia cristiana ayudo y contacto  gente en Nogales para qué se encontrara con sus padres… él nunca llegó.

Internas sensaciones

A las 5:00 am. ya hay voces.
En el dormitorio donde abundan las camas de cemento, soporte de colchones mal olientes, aparecen los consejeros; Elías, el principal de ellos, despierta a los infantes con las frases de siempre: "ya es hora, despiértense y a lavarse los dientes".
En Jineseki, hogar temporal de aquellos considerados como niños de calle, no solo se acumulan pequeños de entre 11 y 18 años, se aglutinan memorias de rechazo, gritos sin consejo y golpes infundados.
A las 6:00 am. sus manos ya huelen a jabón asequible, sus dientes a crema dental colectiva; esas manos de textura cartón, despiertan aferradas a un cilindro delgado de madera que raspa y hace polvo, pero limpia.
Otras manos dejan el olor a jabón en pastilla y adquieren otro, a petróleo, líquido que humedece el trapeador de proporciones industriales, que también limpia.
A las 7:00 am. se sirve  el desayuno, media hora antes es ya un anhelo que se agudiza entre el polvo y el zoquete de las plantas recién regadas, entre las escoba y el trapeador, que limpian.
Cuando huele a tortilla de maíz guisada con huevo y la gruesa voz de Elías los invita al festín del comedor de las cuatro mesas largas, el semblante les cambia.
Ellos saben contar, consideran siete faltantes; en el comedor hay siete lugares sin usar, siete platos limpios y algunas conciencias sucias. Eran 49 rescatados, de momento solo comen, estudian y se internan a 42, que también limpian.
La alarma que suena a las 7:30 am. los esparce, según sus edades, se dirigen a su nivel educativo; los secundarianos salen del predio y los de primaria se quedan a cubrir algo más que clases de salón.
El recreo es de una hora, suficiente para descansar, jugar y correr, de los consejeros el mejor momento para decidir.
Quiénes y cuántos entrarán al lugar de metro y metro es algo que se tiene que pensar; el espacio de castigo y aislamiento es para quienes infringen un reglamento interno. Sus dimensiones no tienen color, todo es oscuro; el aroma es fuerte porque el sudor de cinco niños produce efectos, en cuclillas simboliza la posición de descanso, si entran más, ni siquiera eso.
Tal vez por eso Luis Antonio "El frijol", abandonó su casa hogar, al inicio, un resguardo ante el maltrato físico que recibió de sus padres. Los más de dos metros de barda cacariza, gris e imponente no le significó reto; después de cruzarla no regresó.
Fue el último.
Antes de "El frijol", otros  seis niños ya no están.



lunes, 25 de abril de 2011

Indicios de abuso en Jineseki

Son varios los jóvenes que han huido del Hogar Temporal Jineseki en lo que va del ciclo escolar, afirmó el maestro Fabián Murillo.
Golpes, carencias alimenticias, insultos y un cuarto de castigo en donde se les niega el agua y se les da ración de frijoles es a lo que se enfrentan los internos de Jineseki, comenta Christian interno de dicha institución. Los jóvenes internos deben de acatar órdenes de consejeros y de no ser así, van a un cuarto de castigo “El uno por uno”, que es un cuarto de dimensiones de un metro por un metro en el que encierran a uno o varios menores por varios días, hasta levantar el castigo.
El Hogar Temporal Jineseki es un casa hogar que recibe temporalmente a jóvenes en situación de calle, donde se les da alimento, educación, terapia, y recreación por parte del DIF Sonora.
Durante el ciclo escolar se han escapado varios jóvenes, entre las principales causas han sido los maltratos hacia la persona y seguido por la necesidad de “explorar” fuera del predio. Por esto mismo, el Hogar temporal Jineseki instaló más cámaras de seguridad y un sistema de monitoreo más avanzado para captar a los jóvenes en todos los rincones del predio e impedir las salidas de los jóvenes.

sábado, 23 de abril de 2011

Niños sin libertad

Existe un lugar dentro del Hogar Temporal Jineseki que conocen internos, maestros, consejeros, personal de asistencia alimentaria, de talleres, así como los propios directivos, denominado el “uno por uno”; un lugar cuyo nombre hace referencia a las dimensiones con las que cuenta y que además sirve como un pequeño cuarto de castigo o aislamiento para los menores que no acatan las reglas y que presentan una conducta negativa.
Jineseki es una palabra compuesta por los dialectos Mayo y Ópata cuyo significado se puede enunciar como: "Casa que tiene niños Rescatados".
Según cuenta Luis Antonio, un menor de 15 años y prófugo por maltrato físico y psicológico, introducen a más de 5 niños a la vez en espacios de más de un día, alimentándolos solamente con frijoles y agua.
                                               
Luis Antonio es un niño de 15 años que huyó del Hogar Temporal Jineseki presuntamente por el abuso físico y psicológico que recibía de parte de los consejeros de dicho organismo. Traído desde Nogales, Sonora a los 3 años por maltrato intrafamiliar, permaneció trece años en hogares temporales, sin embargo; el día 24 de febrero de 2011 el joven huyó de las instalaciones en el predio ubicado en Calle 3 y Ley Federal del Trabajo.
El menor declaró que al interior de Jineseki, los golpes y los insultos eran constantes por parte de quienes se supone que "brindan atención integral a menores en situación de calle, contribuyendo a su desarrollo, para reintegrarse a una vida social productiva", según el reglamento interno de Jineseki.
Parte del maltrato correspondía a sometimiento corporal, aislamiento parcial y falta de alimentación en tiempos prolongados.
Dada la información de esta fuente primaria se decidió corroborar dichas declaraciones realizando una investigación de inmersión; de esa manera se presentó una solicitud directamente a DIF Sonora, ente encargado de suministrar apoyo directo a Jineseki.
La autorización fue entregada el día 11 de marzo del presente año, con la que se permitía el acceso a las instalaciones bajo un severo condicionamiento a quienes harían una observación participante, especificando que era información de suma delicadeza y que por ningún motivo debía de salir a la luz pública.
Lo que se puede cuestionar dentro de Jineseki es el sometimiento que realizan los consejeros a los menores, ya que tienen un sistema riguroso para controlarlos; gritos, amenazas, y “golpeteos” en algunas partes de sus cuerpos. Si se trata de afecto, algunos profesores, encargados de su educación primaria llevan a cabo una acercamiento físico muy estrecho hacia los menores, pudiéndose mal interpretar las manifestaciones fraternales entre los educandos y sus instructores.
Según la Doctora Alejandra García Montiel, especialista en Psicología Clínica dentro de la Corporación Integral de Servicios, dijo que no es prudente el acercamiento físico de tutores, maestros o psicólogos con los menores, según los reglamentos de Psicología Educativa a nivel Nacional, ya que además de generar dependencia, representa un problema social debido a los antecedentes de abuso de familiares, maestros y personas cercanas a menores de edad. Dijo además, que el afecto que se debe transmitir, se lleva a cabo por medio de terapias psicológicas, donde las principales manifestaciones deben ser de carácter cognitivo y verbal.
Fugas sospechosas
Guadalupe Margarita Acosta Llano, Coordinadora del Hogar Temporal Jineseki, aseveró que se tienen registrados 49 niños solo en edad primaria. Sin embargo 42 de ellos permanecen internos, el resto, según trabajadores de la institución, se ha fugado por diversas razones.
Felipe Murillo, profesor de la primaria interna aseguró que siete menores se encuentran desaparecidos después de haberse fugado en algún momento, las causas, según explica, son las siguientes:
1.- La resistencia a obedecer el reglamento impuesto por la institución.
2.- A un trastorno social que los impulsa a explorar un mundo ajeno a un internado
            3.- Maltrato psicológico y físico impuesto por los consejeros.
Por la naturaleza de su labor dentro de Jineseki, no lleva a cabo una relación afectuosa con los menores después de su horario académico, sin embargo, ha detectado una imposición rigurosa por parte de quienes ofrecen un servicio de tutoría diaria.
Continuando con la historia de Luis Antonio, detalló que cuando entraban los más de 5 niños al mismo tiempo, era prácticamente imposible descansar sentados o en cuclillas, debido al recortado espacio, lo que representaba una verdadera tortura que fuera de instruirlos, los atemorizaba y les provocaba serios problemas físicos y mentales.
“El frijol”, como lo conocen, es un niño que a los 3 años de edad fue entregado al DIF Sonora  por maltrato intrafamiliar, posteriormente internado en UNACARI, institución que alberga a menores de 0 a 10 años en situación de calle, ahí permaneció hasta cumplir la edad pertinente para entrar a Jineseki; trece años viviendo fuera del seno familiar, los últimos cinco, según cuenta, han sido los peores. El día 24 de febrero de este año burló la seguridad del lugar, escapándose por la parte trasera del comedor y se refugió con una familia en un domicilio al norte de la ciudad, donde se mantuvo alrededor de quince días.
Para respaldar esas declaraciones, Christian, alias “el mechas”, de quince años y actualmente interno, aseguró que existe un sometimiento corporal como medida para acatar órdenes y recordó como fueron sus experiencias dentro del llamado uno por uno: “nadie quiere entrar ahí, pero todos los hemos vivido, cuando nos portamos mal ahí nos llevan. Todo está oscuro y huele mal”.
Según el apartado VI del capítulo doce, contenido en la Ley sobre el Sistema Nacional de Asistencia Social, estipula que la promoción e impulso del sano crecimiento físico, mental y social de la niñez es fundamental para la operación de hogares temporales.

Sin embargo, la formación que actualmente tienen los niños, no está encaminada a ese reglamento federal; según describe Christian, alumno de la Secundaria Federal No. 8 Netzahualcóyotl, hay menores internos en Jineseki que consumen drogas, principalmente marihuana, comentó que el personal a cargo de su cuidado conoce los casos de adicciones en algunos menores en particular, que es uno más de los motivos por los que se fugan y se refugian en las calles de Hermosillo, otros más que son devueltos por denuncias o por que los encuentran después de una búsqueda incisiva.

Para tomar medidas sobre el problema de las siete fugas, se implementó un sistema de seguridad interna que vigilará los movimientos de los niños por medio de otras seis cámaras distribuidas en los espacios donde es fácil huir.
Octavio Álvarez, guardia de turno en la institución, expresó que contará con un sistema de monitoreo dentro de la caseta a su cargo, para detectar cualquier indicio de salidas injustificadas.
Se aproxima que para mediados de abril comenzará a instalarse este equipo en seis puntos estratégicos del predio.